Después de un concierto la noche anterior, Macaco recibe al FESCIGU en su hotel, seguramente con sueño porque le hemos hecho madrugar para atendernos antes de que tome el tren de nuevo. Nos encontramos ante unos ojos azules cercanos, tranquilos, limpios, que invitan a la charla reposada entre amigos.
Macaco ha crecido de una forma artesanal. ¿Sigue siendo así tu trabajo?
Sí, el proceso sigue siendo igual de artesanal, creciendo pasito a pasito, masticando; lo que ocurre es que muchas veces soy un embalado de la vida con muchos proyectos. Ahora, por ejemplo, vosotros me habláis del FESCIGU y me gustaría ir y estar con vosotros porque me encantan los cortos, yo tengo escritos como un par de ellos y veo muchos. Pero estoy en medio de una avalancha, estoy de gira grabando un disco de duetos con gente de todo el mundo que va a salir en Sudamérica y en un montón de países, estoy también en la campaña solidaria “Shoes Aid for Africa” con Youssou N´Dour con quien tengo una serie de acciones, y en febrero me vuelvo a ir a Sudamérica y EEUU. Pero tengo que aprender a buscar los tiempos, porque si no, haces muchas cosas pero no terminas de masticar ninguna.
Fuimos al concierto que diste recientemente en Torrejón de Ardoz y acabamos de ver tu concierto en Villamalea. En ambos hemos disfrutamos mucho con tu música. Nos ha llamado la atención las imágenes que has elegido para reforzar tus letras, y la naturalidad con la que te comunicas con el público. ¿Prefieres esta forma de actuar o añoras tus tiempos en Las Ramblas?
Bueno, yo sigo tocando en casa con los colegas. El otro día, que tenía unos días libres, había una peña que montó un sound system con bases que disparan los DJs, de reggae, con un chico africano y otro italiano y yo me metí allí; mucha gente decía “¡oh, Macaco está cantando por la cara!”; yo lo hago y lo voy a seguir haciendo. Me considero un todo terreno. Pero bueno, de aquella época echo de menos la no responsabilidad, el ir muy ligero de peso. Ahora hay 16 personas que dependen de mí de gira, en mi pequeño sello Mundo Zurdo otras seis, más la gente de EMI… de repente crece y ves que hay 50 personas detrás. Y si de pronto te falla la voz un día, pues tienes esa “responsabilidad” ante el público. Y eso que nunca he suspendido un concierto, en eso sí que soy el campeón del mundo. He salido, por ejemplo, con 40 de fiebre viniendo del Sáhara donde pillamos un virus, pero estábamos en el escenario y estoy orgulloso de ello.
En Valencia, durante un concierto, regalaste bombillas de bajo consumo a los asistentes. En abril participaste en el FISAHARA, en los campos de refugiados saharauis en Argel. Sabemos de tu propensión a colaborar con iniciativas de marcado carácter social, ¿crees que todo artista debería utilizar su popularidad para apoyar causas que merezcan la pena ser apoyadas?
No, yo creo que no. Esto a mucha gente le choca pero yo creo que debe salir natural. Hay que aclarar que por el hecho de ser artista no tienes por qué involucrarte en más causas sociales que un carpintero, fontanero, cantante o actor, debe de salir de uno mismo. Conozco a muchos artistas que no se involucran con su nombre profesional, pero sí a nivel personal sin que nadie lo sepa y todo es válido.
¿Piensas que esta “moda” ecologista de muchos artistas conlleva un compromiso sincero con nuestro entorno, o se trata de una maniobra de marketing?
No lo sé, a mí me da igual, intento no juzgar lo que hagan los demás, a mí lo que me interesa es que se hable de estos temas porque realmente yo soy un amante de la naturaleza. Llevo muchos años hablando de esto, desde el primer disco, y tengo cinco detrás de mí, con canciones como: “S.O.S”, “Inkomunicaos”, “Para toda la galaxia”, “Marea negra”, “Mama tierra” y luego este último “Moving”. No soy un político ni un biólogo, soy un amante de la naturaleza. Cuando estoy en el mar o la montaña tengo unas sensaciones muy potentes, desde el lado más físico hasta el más místico, por decirlo de alguna manera. Que se pone de moda hablar sobre el Sáhara o el medio ambiente y te gusta más o menos la manera, yo no me voy a meter, lo importante es que se hable, porque si no, parece La vida de Brian, cayendo todos en nuestras propias trampas sobre qué es lo auténtico de lo auténtico.
Tus letras tienen una coherencia a lo largo de toda tu trayectoria profesional, tanto en lo artístico como en su nivel de compromiso. ¿No te resulta difícil ahora conservar la sencillez, naturalidad y el sentido común en medio de la fama?
Bueno, yo creo que la fama debe de ser una consecuencia de tu trabajo, no el fin. Ahora con todos estos programas, no quiero criticar a saco, pero a mí personalmente no me gustan, operaciones triunfo y otros de formato parecido, creo que se confunde a la gente entre lo que es crear, todo el proceso artístico y lo que es la fama. Mucha gente cuando yo empecé, que tocaba en la calle y en garitos, me decían: “a ver si te va bien algún día” y yo les respondía: “no, pero si ya me va bien”. Porque yo ya estaba disfrutando en ese momento del proceso. Esto que tanto se habla ahora y que también digo en el último disco, que tenemos que saborear y caminar el presente. Pero yo también me pierdo a veces en el pasado proyectando en el futuro. Soy un aprendiz de vida como todos, no soy ningún mesías ni nada que se le parezca, soy normal y corriente.
¿Tienes tiempo dentro de tanta vorágine para encontrar tu centro y seguir creando?
Sí, porque eso es el motor de todo, sin eso no hay nada, es la gasolina. Hay momentitos pequeños que pueden ser en el aeropuerto o en la estación. Pero los hay más largos, como en el tren. A mí me encanta ir en tren y ahí me paso horas y horas escribiendo, puedo tirarme seis horas, de verdad, en mi mundo, con mis libretitas. Ahora estoy escribiendo poemas y aforismos, que no canciones, y me gustaría editarlos con dibujos y otras cosas… y son increíbles esos momentos, es el chute de gasolina, de energía que hace que todo lo demás ruede, es muy mágico.
Hay una reflexión muy curiosa que escribe una fans tuya en un foro de Internet. En ella se queja de que al finalizar un concierto de Macaco se encontró con el suelo lleno de vasos, botellas y basura. ¿Crees que tu público no escucha ni entiende tus letras?
No solamente a mí, tenemos que escucharnos a nosotros mismos. Y hay una realidad que escuchar, el medio ambiente, el planeta. A mí mismo a veces me sorprende como estamos de sordos. Hace poco estuve unos días que tenía libres en una isla y de repente caminado una hora para llegar a un sitio, me puse tan nervioso que acabé recogiendo plásticos y demás en una bolsa. Yo creo en estas pequeñas cosas, y debe ser contagioso, o por lo menos, da igual si recoges o no recoges, pero tirar una colilla en la playa o en la montaña, ufff… a mí me gusta mucho hacer snowboard, surfear las montañas, y a veces vas subiendo la pista y ves a la gente en los telesillas tirando las colillas, a mí me da cosa, me entristece mucho.
Toda la actividad humana parece ser contaminante. El cine es muy contaminante, Internet es contaminante, los medios de comunicación producen contaminación, la música también contamina. ¿No ves incoherente hablar de ecología y al mismo tiempo ofrecer conciertos que contaminan?
Es muy difícil ser absolutamente coherente, ¡ojalá! Mira, Ben Harper, con quien toqué el otro día, sé que hace muchas cosas de este tipo. He leído una entrevista a Jack Jonhson, que es cojonudo. Ha vendido tantos millones de discos que es ultra millonario, y el tío en vez de comprarse un yate y dar la vuelta al mundo, lo ha invertido en poner placas solares y demás en sus conciertos y hacerlos lo más ecológicos posible. Yo por ahora no puedo hacer eso porque no llevo producción propia, llego a los conciertos y hay lo que hay. En el futuro quizás pueda hacer algo más si llegara a tener producción propia, que en este país hay muy poquitos artistas así. De todos modos en algún concierto he hecho mis pequeñas acciones.
¿Tú crees que a los “famosos” se les mira mucho más con lupa si son consecuentes o no con sus mensajes ecológicos o de cualquier otro tipo reivindicativo?
Sí, yo siempre digo que cuando eres popular tu imagen ya no te pertenece. A mí me gusta mucho el medio ambiente, pero también me encantan por ejemplo las motos antiguas, tengo una Impala de mi abuelo que la cuido mucho. Yo no puedo cambiar el combustible de estos aparatos, todos sabemos que hay nuevas tecnologías pero por intereses económicos mundiales no las tenemos con nosotros. Pero si alguien me ve en bici, que también me ha pasado, saliendo de un concierto en Barcelona me dicen “¡ah!, Macaco, eres súper auténtico” y otro día me ven en moto y entonces “ah, eres lo peor”; pero esto yo no lo puedo controlar. Una coherencia total no se puede tener nunca en la vida, seas popular o no. Yo sé lo que hago yo en mi casa y no lo tengo que demostrar ante nadie. A mí me gusta separar el plástico del cartón y lo orgánico, cuando me voy a dormir apago los aparatos… Y lo hago porque soy un egoísta y me gusta cuidar a este planeta que adoro y que amo y lo digo con toda la sinceridad del mundo. Mis amigos, mi mujer, me dicen que en la montaña o en el mar se me ilumina la cara, cosa que no me pasa en la ciudad. Pero yo me puedo dejar una noche un aparato sin apagar, o se me puede caer un papel, no lo voy a tirar por supuesto, pero si alguien me saca en ese momento la foto, a mí me da igual.
¿Crees que aún es posible hacer algo para frenar el cambio climático, e incluso invertirlo?
Sí, yo creo que sí, yo soy positivo, quiero ver el vaso medio lleno, pensar en positivo te cura el alma y el cuerpo, lo tengo clarísimo. Podemos hacer pequeños movimientos, pequeñas cositas en nuestras casas y en cómo educamos a nuestros hijos, amigos, padres… Intentar cambiar los hábitos, sobre todo los del pensamiento, que son los más difíciles de cambiar. Sin imponer nada. En la montaña lo hago a menudo porque voy todo tapado y no se me reconoce y si veo a alguien que tira algo, le digo: “oye perdona, no tires esto aquí”, intento decírselo de esta manera educada. Hay que jugar las cartas de esa manera, hablando, escuchando, sin imponer. Las imposiciones las tienen que hacer los de arriba, que son quienes tienen que cambiar las estructuras y eso es jodido porque hay muchos intereses económicos. Por eso yo creo que habrá una gran hostia, que está cerquita y la viviremos, pero bienvenida sea, porque nos iremos muchos bichitos a la mierda, quizás media Europa, pero luego habrá un clic evolutivo que hará que pensemos de otra manera.
Aquí puedes ver el vídeo de la entrevista realizada a Macaco