Cristina Cardín
Murcia, 1984
Licenciada en Periodismo por la UCM, comienza a trabajar en diversos medios de comunicación: prensa escrita, agencias de noticias y, sobre todo, pequeñas emisoras de radio. Años más tarde, en 2010, decide dar un vuelco a su carrera y estudia el Grado Superior en Realización de Audiovisuales y Espectáculos en el IES Siglo XXI de Leganés, culminando con una beca de prácticas en el departamento de dirección de la serie 'El Secreto de Puente Viejo'. Al finalizar, dirige su primer cortometraje, 'Cultura'.
Intérpretes
Iago García
Román Vogdt
Natalia Cooper
Iris González
Luis Moreno
Patricia González
Mario Lizondo
Productora
Cristina Cardín
Distribuidora
Cristina Cardín
Productor ejecutivo
Cristina Cardín
Guión
Cristina Cardín
Director de fotografía
Mario Lizondo
Sonido
Sergio González
Iván Benito
Montaje
Mario Lizondo
Música
Roman Vogdt
Natalia Cooper
Cultura
un cortometraje de Cristina Cardín
SINOPSIS
El Partido del Orden no tolera a los traidores de la patria.
País de producción:
España
Lugar de rodaje:
Madrid
CONTACTO
ENTREVISTA A CRISTINA CARDÍN
¿Por qué has hecho este cortometraje? ¿Qué querías contar con él?
En realidad, yo me planteé este cortometraje bajo la clásica premisa leída
en 'Batman': 'Primero Gotham, luego el mundo'. 'Cultura' forma parte
de una serie de cortos que pretenden mostrar unas hipotéticas
consecuencias futuras de la crisis. La idea original de estas piezas fue de
Esteban Álvarez (director de producción de 'Cultura') y ha ido
derivando en toda una situación distópica, con su mundo, sus iconos, sus
personajes, su clase política. Básicamente queremos abrir los ojos de la
gente y advertirles del peligro que supone seguirles el juego a los que
imponen un status quo disfrazado de mejora.
En una situación tan complicada como la actual, ¿cómo has conseguido financiar la producción de tu corto?
La financiación, si la podemos llamar así, fue personal y muy mínima.
Este corto y los que vendrán son una apuesta y una inversión, y cuando
ello dé sus frutos, quienes nos apoyaron se verán recompensados. Todo
el equipo que ha participado y todos los que han colaborado aportando
material, lo han hecho porque han confiado en el proyecto, y la confianza
es algo que se gana con mucha más dificultad que el dinero.
¿Hay alguna anécdota del corto que quieras destacar?
La anécdota con mayúsculas del rodaje fue que nos enfrentamos a una
localización sin electricidad. El corto se grabó en un piso en el barrio de
Ventas en el que casualmente un mes antes los dueños cancelaron el
contrato de la luz. Solventamos este problema gracias a la inestimable
ayuda de la señora Esther, una vecina que nos permitió conectarnos a su
corriente eléctrica mediante una locura de cables a través del patio de
luces. Creemos que ella simpatizaba más con el personaje del dictador
que con las víctimas, así que seguramente si hubiera sabido lo que
realmente se estaba rodando en esa casa, habría llamado a los Grises.
¿Cómo te tomaste la noticia de que tu corto estuviera seleccionado para participar en esta sección?
Es muy gratificante que un cortometraje tan crítico sea seleccionado en
un festival, por dos motivos. Uno, porque la media de cortos que te
puedes encontrar en este país se basan en otra temática y no pretenden,
ni de lejos, criticar. Y dos, porque cuando decides jugártela a lo kamikaze
audiovisual, hay un muro casi siempre infranqueable de miedos y de
reticencias provenientes de los que tienen el papel de seleccionador. Yo
no tengo miedo, y me alegra que el Fescigu tampoco lo tenga.
Hay quien piensa que la cultura es un lujo en tiempos de crisis, ¿qué opinas?
Los que pronuncian esa frase no se refieren a la cultura, porque
probablemente ellos sean los primeros que tengan un Cèzanne carísimo
colgado en la recepción de su chalet millonario. Para mí es claro que no
se están refiriendo al sector completo, sino solo a las personas que les son
incómodas porque utilizan la cultura para promover el pensamiento
crítico. Con un documental de Gavras vas a tener un pequeño impulso
que te induzca a quejarte de aquello que te parece injusto; con 'A tres
metros sobre el cielo', no. Y lo curioso es que el primero es mil veces más
barato de producir que el segundo, pero desde fuera intentan
convencernos de que somos una pérdida de tiempo y de dinero. No
parece muy coherente.
Este año el FESCIGU tiene como eje central a Internet. ¿Crees que la Red de Redes es una herramienta útil para la humanidad, o crees que sus peligros son mayores que sus beneficios?
Internet es una nueva droga: engancha de la misma manera y para
opinar con conocimiento de causa sobre ella tienes que haberla probado.
Mi experiencia me dice que el uso de la red no es todo lo beneficioso que nos quieren hacer creer, al igual que el manejo de la tecnología. Un
ejemplo pueden ser los niños, que desde mi punto de vista aprenden en
el momento en el que leen un libro o ven una película de Pixar, no
cuando teclean frenéticamente desde una tablet durante horas. Eso sí,
Internet es una herramienta de promoción, como un anuncio permanente
aunque después no sirva de nada. Nadie compra más tampones solo por
el hecho de que la televisión te martillee con un spot ridículo que lo
único que hace es venderte un estilo de vida. En eso, Internet es igual,
porque el estilo de vida que te quiere imponer es la esclavitud hacia las
nuevas tecnologías, disfrazado siempre de evolución. Nos cuentan que
seremos más libres cuanta más tecnología dominemos, pero en realidad
es al revés: lo que buscan es crear usuarios y crearles necesidades que les
dominen.
¿Crees que desde el cine se puede hacer algo que contribuya a mejorar nuestro mundo?
Absolutamente. Para mí, es su finalidad más importante.