FESCIGU

¿Por qué has hecho este cortometraje? ¿Qué querías contar con él? Este cortometraje es fruto del desempleo. Los parados hacemos cosas bastante extrañas, de puro aburrimiento, como mirar Webcams instalas en ciudades que nos marcaron; en cierta manera nos hace sentir que estamos allí: mezcla de nostalgia y voyeurismo. Pero resulta gratificante ver como de algo tan improductivo, se ha podido sacar un cortometraje. Esa bombilla que se enciende de repente en nuestra cabeza: ahí puede haber una historia, ahí puede haber una historia de amor, ahí se puede soslayar la situación de nuestro país, ahí se pueden transmitir sensaciones, ahí se puede crear intriga, misterio, duda. Ahí se puede colar una gota de poesía pensando en aquellos versos de aquella canción de Silvio Rodríguez : “Hoy viene a ser la cuarta vez que espero, desde que sé que no volverás más nunca”. Y dejar las puertas abiertas. El resto lo pone el espectador con todas sus válidas interpretaciones. En una situación tan complicada como la actual, ¿cómo has conseguido financiar la producción de tu corto? Este cortometraje es atípico en muchos sentidos, incluido al que se refiere la pregunta. Podría decirse que no ha habido ningún gasto de producción: tan sólo he cogido mi cámara y he grabado la pantalla. Todo desde mi habitación, sin ningún otro miembro de equipo. ¿Hay alguna anécdota del corto que quieras destacar? Bueno, puedo contar una curiosidad. Grabé mucho tiempo de imágenes de la Webcam, porque al principio pensé en dos historias. Así que tengo muchas capturas de las personas que trabajan en Times Square disfrazadas de Bob Esponja, de Coco de Barrio Sésamo, de Pitufo, etc. Una de las dos historias tenía cierto humor y estos personajes eran los protagonistas y enlazaría con la historia que he contado en este corto. Al final fui quitando todo lo accesorio y se quedó en estos tres minutos y medio. ¿Cómo te tomaste la noticia de que tu corto estuviera seleccionado para participar en esta sección? No me gusta ser típico, ni decir tópicos. Pero aquí es innegociable. Me hizo muchísima ilusión que un corto tan poco al uso como “ Lovearthcam”, sin la abrumadora propuesta de los grandes presupuestos y la narrativa clásica resuelta con profesional solvencia, estuviese seleccionado para este festival. Celebro la valentía. Hay quien piensa que la cultura es un lujo en tiempos de crisis, ¿qué opinas? Eso parece el empeño de algunos en este país, o la creencia de aquellos a quienes nunca perteneció la cultura o la repudiaron. La cultura es siempre necesaria y hay fórmulas todavía que no la tratan como un lujo. Cuestión de prioridades. Este año el FESCIGU tiene como eje central a Internet. ¿Crees que la Red de Redes es una herramienta útil para la humanidad, o crees que sus peligros son mayores que sus beneficios? Internet, para mí, sin ninguna duda, es el mayor invento del siglo XX y el motor comunicativo más importante en el XXI; aunque quizás sea una perogrullada. Y sí, también es un arma de doble filo. Una de las cuentas pendientes que tiene es ir disminuyendo esos peligros, esas cuestiones éticas, esas cantidades ingentes de dudosa información. Falta rigor y control. Aún así, creo que los beneficios son mucho mayores. ¿Crees que desde el cine se puede hacer algo que contribuya a mejorar nuestro mundo? Sin duda que puede, y en cierta manera debe, hacer algo para contribuir a mejorar este mundo. En ocasiones se consigue, pero tan sólo es ese “algo”. Eso sí, tengo una visión muy descreída de que el cine pueda cambiar el mundo, porque tengo la misma de mucha gente que lo habita. Se nos ha ido de las manos.